viernes, 28 de octubre de 2016

Mitos y Leyendas de Formosa

Leyenda del Yasy Yateré





El Yasy Yateré, Yacyyateré o Jasy Jatere (en la actual ortografía del avañe'ẽ) es una especie de  duende o gnomo de la mitología guaraní. Su creencia se extiende por todo el territorio del Paraguay y noreste de Argentina.
Algunas fuentes sostienen que Jasy Jatere es una derivación o deformación del nombre original que significaría "torpe devil" en guaraní. De allí que inicialmente este personaje tuviera el cabello de color dorado o amarillo y fuera un personaje de la tarde.
Muchas de las características de este personaje se confunden con las del Pombero. El Jasy Jatere suele ser representado como un enano o un niño pequeño, desnudo, hermoso, de cabellos dorados, (en algunas variantes barbudo), con un sombrero de paja y un bastón de oro donde residen sus poderes mágicos.
Suele recorrer el monte a la hora de la siesta, atrayendo a los niños con un silbido hipnótico que imita al de un ave. Se dice que aparece sobre todo durante la época del avatiky (cosecha del choclo o maíz tierno) que gusta comer.
El Jasy Jatere se vale de su silbido o de su bastón mágico para atraer a los niños, a los que rapta. Los lleva al monte donde los retiene un tiempo para jugar con ellos y alimentarlos con miel y frutas. Luego los abandona o los deja enredados en un ysypo (liana).
Antes de abandonarlos, el Jasy Jatere los lame o los besa, dejándolos tontos o idiotas (tavy: akã tavy), mudos (ñe' engu) o sordomudos. Sin embargo, éstos se recuperan después de un cierto tiempo. En algunas zonas se cree que al cumplirse un año del rapto, el niño tiene un "ataque" con convulsiones (epilepsia).
En otras versiones, si el Jasy Jatere se cansa del niño, puede llevarlo al río donde lo ahoga.
Una forma de volver inofensivo a este personaje es quitándole su bastón dorado, sin el cual se carece de poderes. Entonces el Jasy se pone a llorar como un niño pequeño. Para conseguir esto, basta con embriagarlo con caña (aguardiente), bebida a la que es muy aficionado.
Otra forma de congraciarse con él es ofreciéndole pencas de tabaco, que se dejan en zonas aledañas a la casa o bien en los caminos de entrada al monte.
En la versión de Rosicrán de la mitología guaraní, Jasy Jateré es el cuarto hijo de Taú (espíritu del mal) y de Keraná (diosa del sueño). Es un mito Guaraní, con gran difusión en Paraguay y en algunas pocas partes del Argentina. Escritores de la provincia de Misiones lo describen como un hombre de baja estatura, algunos dicen que es un duende, de melena rubia, usa un sombrero de paja y lleva un bastón de oro el cual contiene sus "Poderes".

Mitos y leyendas Yasy Yateré


CURUZU LA NOVIA:


Cuenta la historia que por aquellos años, esta isla y la zona que hoy ocupa el camping, estaban habitadas por gran cantidad de familias de isleños y colonos que se dedicaban a la agricultura y a la cría de animales de granja y cuya producción se comercializaba casi en su totalidad en la ciudad de Formosa, teniendo como único medio de comunicación y transporte entre las dos orillas la canoa a remo. 
Se dice que en esta isla vivían, entre otros pobladores, una pareja de enamorados que, por contar con escasos recursos económicos, no se decidían a casarse.

Curuzú La Novia

Los padres de la novia presionaban permanentemente a la pareja para intentar apresurar el casamiento, pues ya no admitían tantos años de noviazgo improductivo, y al final, cansados ya de las innumerables indirectas y presiones a las que eran sometidos día y noche, los jóvenes deciden, no muy convencidos, contraer enlace y legalizar esa relación que se venía arrastrando desde hacía varios años atrás. 
La noticia corrió rápidamente en la isla como una novedad que sorprendió y agradó a todos, pues la pareja era muy apreciada entre los vecinos. 
Así, se fijó la fecha para la boda y de esta forma, la pareja, los testigos y algunos acompañantes prepararon todo para trasladarse en canoa hasta la delegación del Registro Civil de Formosa y concretar el enlace. Terminada la ceremonia civil y religiosa, la comitiva emprendió el regreso para festejar el feliz acontecimiento con una gran fiesta preparada con la colaboración de todos los habitantes de la isla que esperaban ansiosos la llegada de la pareja. 
Pero el destino les tenía preparada una mala jugada: a poco de arribar a la costa de la laguna el clima comenzó a cambiar, aparecieron en el cielo negros nubarrones y la lluvia y la tormenta amenazaban con azotar el lugar. 
Así, se apresuraron por abordar la canoa que los había traído queriendo cruzar cuanto antes a la isla pero la tormenta implacable ya estaba sobre ellos, el agua de la laguna comenzó a picarse con el viento que arreciaba cada vez más fuerte formando sobre su superficie amenazantes olas espumosas, sorprendiendo a la desafortunada pareja y a sus acompañantes en pleno cruce hacia la isla, provocando el hundimiento de la canoa.
Algunos pudieron salvarse nadando hasta la costa, pero la flamante pareja de recién casados no tuvo la misma suerte y desapareció bajo la superficie de las aguas para nunca más ser encontrados, pese a haber realizado incansables búsquedas durante varios días y noches. 
Los padres de la novia lloraron durante mucho tiempo la irremediable pérdida creyéndose culpables de lo ocurrido debido a la presión que le habían impuesto a la pareja, y como es tradición en estos casos en nuestra zona, hicieron erigir en el lugar del hecho una gran cruz de madera en memoria de las dos jóvenes almas. 
A esta cruz que recuerda el triste hecho, y que estuvo en el lugar hasta hace unos años atrás plantada cerca de un casi centenario árbol, se la conoce en Formosa como Curuzú la Novia o Cruz de la Novia.

El lobizon

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Características del lobizón


El lobizón (también conocido en otras regiones sudamericanas como lobisón, lubisonte, luis rufino malo y luisón), es un equivalente al sinónimo sudamericano del hombre lobo europeo.
La leyenda dice que el lobizón es el séptimo y último hijo de Tau y Kerana, en quien sobrecayo la mayor maldición que pesaba sobre sus progenitores (esto último, según la Mitología Guaraní), que en las noches de luna llena de los Viernes; y/o Martes se transforma en un “animal” que mezcla las características de un perro muy grande y un hombre (otras veces, también, mezcla las características de un cerdo).
Para la transformación, el maldecido, comienza sintiéndose un poco mal; por ejemplo comienza sintiendo dolores y malestares, luego , presintiendo lo que va a venir, busca la soledad de un lugar apartado, como la partes frondosas del monte, se tira al suelo y rueda tres veces de izquierda a derecha, diciendo un credo al revés. El hombre-lobisón se levanta con la forma de un perro inmenso, de color oscuro que va del negro al marrón bayo (dependiendo del color de piel del hombre portador de “la maldición”), ojos rojos refulgentes como dos brasas encendidas, patas muy grandes que son una mezcla de manos humanas y patas de perro, aunque otras veces, también tienen forma de pezuñas y que despide un olor fétido, como a podrido. Luego se levanta para vagar hasta que caiga el día. Cuando los perros notan su presencia le siguen aullando y ladrando, pero sin atacarlo, por donde vaya. Se alimenta de las de heces de gallinas (por eso se dice que cuando el granjero ve que el gallinero está limpio, es porque el lobizón anda acechando por el lugar), cadáveres desenterrados de tumbas y de vez en cuando come algún bebé recién nacido que no haya sido bautizado. El lobizón es reconocido porque:
Son hombres flacos y enfermizos, que desde niños, fueron personas solitarias y poco sociables.Cae siempre en cama enfermo del estómago los días después de su transformación.

El hechizado vuelve a su forma de hombre al estar en presencia de su misma sangre, así, al ser cortado, recuperará su verdadera forma. Pero se vuelve enemigo a muerte de quien descubre su sagrado secreto y no se detendrá hasta verlo muerto.

martes, 25 de octubre de 2016

¿Quién es el Pombero?

El Pombero es una especie de duende de la mitología guaraní. Es muy popular en Paraguay y en las provincias de Corrientes, Misiones, Formosa y parte del Chaco en el Noreste argentino. Él puede llegar a ser amigo tanto como enemigo del hombre, según la conducta de éste. Según se cuenta, el hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (aguardiente, en otros lados). Generalmente, la gente del campo le pide favores tales como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar.

Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando o ensañándose con esa persona. Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Se dice que si se le imita el silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente creyente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.